Mis caderas siguen rotas
Y mis palabras aún son de angustia
Mi mano derecha debilita aún mi espíritu
Y mis ojos ven pero ya no miran
Mi boca está cada vez más cerrada
Y mi vida ansía su muerte
Mi muerte espera el tropiezo de mi suerte
Y mi ombligo ya no espera
Mi espera se hace eterna
Y mi eterna lucha espera condena
Mi condena es el tiempo que el dolor estira
Y mi salvación la calma que nunca llega.
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