Imagino un lugar, un sitio para ir creando. Sueño despierto con plantas y madera de roble que me envuelven, parquet bajo mis pies y una hermosa alfombra para el invierno; en ese lugar el sol entra por todas partes y desde el sofá que acoge mi lectura el atardecer dora las páginas de mi libro. Me levanto temprano con las primeras luces de la mañana que llevan rato acariciándome, por fin se lo que es descansar, lo he conseguido. Voy a la cocina, pongo a hervir el agua para el mate, mientras espero que hierva contemplo mi obra, que guapa me quedó la cocina, todo está limpito y ordenadito ¡me encanta! El agua ya está y la yerba ya se hinchó. Subo al estudio, la luz entra rabiosamente invitándome a trabajar, enciendo un cigarrito, ordeno unos bocetos y ya está, mis manos continúan solas, ya saben por donde empezar hoy, mi motivación y alegría es sentir que no tengo idea dónde acabaremos, casi siempre hay alguna grata sorpresa animándome a continuar y si no “no pasa res” como dice la Ula.
jueves, 21 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario